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Amor, placer y salud – El poder sanador del sexo

  Una vida sexual plena puede cambiarte, por dentro y por fuera. Hoy quiero hablarte de cómo te puede hacer más saludable, más feliz, más bella y atractiva. Y esto no es magia. La química de tu cuerpo cambia gracias al placer y al orgasmo.Acompáñame y conoce cuál es el tipo de sexo que de verdad puede transformar tu vida y cómo tú misma te puedes hacer cargo de tu satisfacción y tu felicidad sexual, y acompañar a tu pareja en este proceso. Sexo y salud: una conexión esencial ¿Alguna vez te has preguntado qué tan profunda es la conexión entre tu vida sexual y tu bienestar general? Sabemos que tiene un impacto, pero a veces perdemos de vista el hecho de que este impacto es enorme. La conexión entre nuestra vida sexual y nuestra salud se da en todos los niveles. Afecta el estado de nuestro cuerpo, la calidad de nuestras emociones, la lucidez de nuestras mentes, nuestra percepción, nuestros patrones de sueño. También influye mucho en cómo nos presentamos ante el mundo, cómo nos vemos a nosotras mismas y, por lo tanto, cómo nos ven las demás personas. Esto se ha comprobado en estudios clínicos serios, y es un tema que se explora cada vez más. Pero, por supuesto, es algo que a nivel de experiencia humana hemos sabido por siglos. Lo podemos ver desde la perspectiva de la medicina que llamamos “occidental”, y desde perspectivas ancestrales, como la medicina tradicional china. Las dos han estudiado cómo la vida sexual tiene un impacto en la salud. La visión occidental moderna Desde una perspectiva estrictamente física, se ha demostrado que el impacto de nuestra vida sexual sobre nuestro físico es instantáneo y profundo. Y que sus efectos son a largo plazo. La actividad sexual: Reduce el ritmo cardiaco, lo que te brinda una sensación de tranquilidad y relajación, y ayuda a preservar la salud de tu corazón. Disminuye la presión sanguínea, para una mejor salud arterial, un menor riesgo de accidentes vasculares y una mejor salud sexual. Ayuda a reforzar el piso pélvico, que cumple la importante función de apoyar a los órganos del cuerpo. Cuando es sólido, todo se sostiene mejor, por dentro y por fuera, y la energía circula mejor. Aumenta la respuesta inmune, con lo que tu cuerpo está más preparado para protegerse. Quema calorías. Esto, por supuesto, no significa que vayas a bajar de peso o que sustituya a tu programa de ejercicio, pero sí es un buen ejercicio aeróbico y un uso saludable de tu energía. El sexo puede ayudar a reducir la percepción del dolor. Esto depende de cada cuerpo, pero hay casos en los que ayuda a disminuir jaquecas, cólicos menstruales, dolores musculares y de articulaciones. Unas veces se logra esto por la relajación muscular y otras por la liberación de ciertos neuroconductores y hormonas. Puede ayudar también a disminuir los síntomas del síndrome premenstrual. Aunque todavía faltan estudios específicos, sí ha quedado claro que tener orgasmos frecuentes tiene un impacto en la química y en la constitución física de tu cuerpo, y que los efectos de ese impacto incluyen un aumento de los niveles de energía. Mejora tu humor, disminuye tus niveles de cortisol (el exceso de cortisol causa endurecimiento arterial y alteraciones en el sueño), y la mezcla de hormonas y neurotransmisores tiene efectos bien conocidos: con el estrógeno tu piel es más brillante y tu cabello, más suave. Las feromonas te vuelven una persona más atrayente, a un nivel real, químico. Y sabemos, por supuesto, que las endorfinas te ayudan a estar tranquila y feliz. Entonces: te sentirás más plena, más joven y radiante, y más tranquila. En todo, pon calidad En una relación de pareja a veces el sexo puede ser un poco monótono, o falto de energía, o muy enfocado a dar placer a la otra persona, sin importar lo que recibes. Por eso cabe preguntarse: ¿Cómo influye la calidad del sexo que practicamos en sus beneficios para la salud? En primer lugar, está el lugar que el sexo tiene en nuestras emociones. Cuando una pareja pierde el interés en tener relaciones sexuales de calidad, esto va a impactar su relación en muchos otros campos. Pero una relación sexual plena ayuda a crear lazos más fuertes entre ellos y, por supuesto, a crear una estabilidad mayor en la relación. Si bien es cierto que puedes reducir el estrés con meditación, ejercicio, respiración o medicamentos, una forma muy efectiva puede ser teniendo un buen sexo y un buen orgasmo, o muchos. Por supuesto, también te ayuda a vivir con menos estrés, y eso vuelve más armónica cualquier relación. Cuando hablamos de “hacer el amor”, podemos verlo como una idea literal: al tener sexo, estamos construyendo emociones y lazos con nuestra persona amada. Esto no significa que cada vez que tengas una relación sexual con tu pareja tenga que ser algo espectacular. Cualquier tipo de contacto físico positivo es benéfico para el cuerpo, para tu humor y tu relación, y en general aumenta las sensaciones de bienestar. Pero el “rapidín” o el sexo sin energía suficiente no pueden ser tu única vida sexual. Esas tardes enteras, esos momentos intensos, el tiempo y el espacio para acariciar, besar, estimular, provocar, para alcanzar orgasmos intensos y profundos, ésas son las relaciones que más beneficios te darán. Antes, durante y después de este tipo de relaciones, tu cuerpo pasa por cambios en todos los niveles. Tienes beneficios incluso si no tienes un orgasmo. Claro que, al incorporarlo, también recibes todos los beneficios generados por el propio orgasmo, como la liberación de hormonas y neurotransmisores que ya mencioné. Es importante el tiempo que dedicas a dar masaje, por ejemplo, en yoni y lingam, en el área de los genitales y sus alrededores. Esto es importante también para los hombres. Los órganos sexuales se vuelven más consistentes, más fuertes, incluso más grandes, en algunos casos. Los niveles de sensibilidad y satisfacción aumentan. El masaje, la succión y las caricias ayudan también a tener